A veces, el verdadero peligro no está en una máquina sin mantenimiento o en un EPP mal usado. A veces, está en nosotros mismos. El exceso de confianza puede parecer inofensivo, pero es uno de los factores humanos que más contribuyen a los incidentes laborales.
Después de años haciendo lo mismo, es fácil pensar: “ya lo tengo bajo control” o “esto nunca me ha pasado”. Ahí es cuando bajamos la guardia. Omitimos un procedimiento, no usamos el arnés “porque es rapidito”, o ignoramos una señal “porque siempre ha sonado así”.
Pero la seguridad no se trata de suerte ni de experiencia, sino de constancia. Nadie está libre de cometer un error. Por eso, es clave que nos preguntemos:
👉 ¿Estoy seguro, o solo estoy confiado?
Comentarios
Publicar un comentario
Aporta